...cuando el cuerpo habla...
¿Qué pasa cuando sentimos que nuestro cuerpo no está acompañando todo aquello que queremos hacer, cuando duele, cuando está desganado?...Cuántas veces me he encontrado en esta situación y lo primero que se me ocurre es enojarme, sí, enojarme con este cuerpo que no responde como "yo quiero", o bien tomar un remedio que apague los síntomas, alivie el dolor, o me de energía para seguir en esta loca carrera del hacer...Y entonces me pregunto: ¿cuántas veces me he dado el tiempo de preguntarle a mi cuerpo qué es lo que está sucediendo...? Ciertamente han sido pocas y cuando lo he hecho, he podido descubrir que había algo que no andaba bien, algo en ese correr de un lado para otro que no estaba satisfaciendo lo que mi alma buscaba... Cada vez que me he dado un pequeño tiempo de reflexión con aquel dolor que se manifiesta, con el cansancio o la enfermedad, he podido descubrir mensajes que de no haber sido por esa conversación con el cuerpo habría dejado pasar... Y me doy cuenta que para el cuerpo, qué otro lenguaje podría usar si no es por medio de un dolor o de una manifestación que podamos escuchar y acoger...
Entonces me propongo y te propongo que la próxima vez que el cuerpo nos pida una cita para dialogar, hacernos el tiempo para comprender aquello que en lo profundo de nuestro ser está ocurriendo... Y, ¿cómo hacerlo? Necesitaremos darnos un espacio y un tiempo para estar a solas, respirar varias veces profunda y concientemente, para luego comenzar a conversar...sí, tal como lo hacemos con un amigo o amiga, le damos la bienvenida, nos colocamos en actitud de escucha, abiertos y podemos preguntarle a esa parte que se queja, que duele o está cansada...¿Qué quieres que comprenda?, ¿hay algo qué necesito ver que no he visto?, ¿hay algo que necesito dejar de hacer, o tal vez hacer de una manera distinta, quizás incorporar?... Y en ese espacio de calma y conexión podemos esperar, así como cuando esperamos para ver como una semilla germina, o un queque se cocina, o tantas cosas que somos capaces de esperar a que resulten... Podemos darnos un tiempo para esperar, y puede que la respuesta demore, o llegue a través de un sueño, lo importante es esperar la respuesta que surgirá y agradecerla por el mensaje que estaba esperando nuestra acogida...para así volver a estar en armonía con nosotros mismos... y es probable que la próxima vez que nuestro cuerpo quiera hablarnos, sólo necesite susurrarnos la invitación a dialogar...