¡Qué cambiantes han sido estos días! ...amanece nublado, se despeja, se vuelve a nublar... llueve como pocas veces... seguro que el último jueves, muchos salimos sin paraguas y menos con botas para el agua... agua que corre por nuestras calles como si fuesen un río...agua que también limpia el aire y por qué no también nuestras rigideces... ¿cuántos saltos y cambios en tus planes y rutas tuviste que hacer ese día de aguacero que recién pasó?
Yo salté una y otra vereda esquivando el agua acumulada en la esquina de una calle mientras tenía que mirar si venía algún auto, que seguro con sus movimientos me mojaría aún más... y claro que no era la única persona en esa prueba de agilidad corporal... pero al poco andar la incomodidad me enfrentó a la rabia... ¡sí! la rabia de no poder hacer nada... la lluvia seguía, el agua corría por las calles y los zapatos apenas resistían... no podía hacer nada con eso, pero sí con mi actitud... me estancaba en el enojo y la poca paciencia o avanzaba hacia algo que me permitiera sortear, ya no el torrencial de afuera, sino mis propias emociones que a estas alturas también eran una tormenta... y claro que fue una prueba de flexibilidad, ahora no corporal, sino emocional, interna... vaya que tuve que sortear veredas y calles inundadas dentro de mí... Y la lluvia siguió por largo rato... el tráfico se despejó un poco... y dentro mío descubrí que aún tengo tanto por acoger...
Hoy, con los pies calentitos y el sol brillando puedo decir: Bienvenida lluvia y situaciones que no dependen de nosotros ya que puedo conocerme un poco más !